Dios como
Familia: El Padre, el Hijo, y los Hijos por Adopción
Introducción
Una de
las revelaciones más profundas del Nuevo Testamento es que Dios no es
una sola persona solitaria, sino una familia divina en
formación, cuya cabeza es el Padre, y en la cual Jesucristo, el Hijo,
ocupa un lugar central como el primogénito entre muchos hermanos
(Romanos 8:29). Esta doctrina no es una invención tardía del cristianismo, sino
que tiene raíces firmes en las Escrituras hebreas y se
desarrolla plenamente en la enseñanza de Jesucristo.
1. Dios como Familia desde el
principio
Ya en el Antiguo Testamento
encontramos vislumbres de una dualidad divina:
Proverbios 30:4
“¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si
sabes?”
Esto no es simple poesía: es una pregunta
teológica que implica que Dios tiene un Hijo desde
antiguo.
Daniel 7:13–14
“...uno como hijo de hombre vino con las nubes del
cielo, y llegó hasta el Anciano de días…”
Aquí
hay dos seres divinos interactuando: uno como el Hijo del Hombre
(Jesucristo) y otro como el Anciano de Días (el Padre).
2. El Verbo: el Vocero que ha
hablado desde el principio
Juan 1:1–3, 14
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios, y el Verbo era Dios... y el Verbo se hizo carne...”
Cristo
es identificado como el Verbo (Logos), es decir, el
Portavoz de Dios, el que habló con Adán, Noé, Abraham, Moisés y los
profetas.
Juan 5:37
“Jamás habéis oído su voz, ni habéis visto su
aspecto.”
Si
esto es verdad, entonces el Dios que hablaba en el Antiguo Testamento no
era el Padre directamente, sino el Hijo, actuando como el
Vocero visible y audible del Padre invisible.
Juan 1:18
“A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo...
él le ha dado a conocer.”
3. El bautismo de Jesús: ¿tres
personas?
En Mateo 3:16–17 leemos:
“Y Jesús, después que fue bautizado... vio al
Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.
Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia.”
Algunos
usan esto como prueba de una trinidad, pero al examinarlo con atención vemos:
·
El “Espíritu
de Dios” desciende como (ὡσεὶ) una paloma: la forma verbal griega (V-PPM/P-ANS)
indica una acción impersonal y simbólica, no una persona.
·
La “voz
de los cielos” no implica que el Padre haya hablado directamente, sino
que fue una manifestación sonora enviada desde el cielo, como
lo hizo muchas veces el Verbo en el Antiguo Testamento.
·
Según Juan
5:37, nunca se ha oído la voz del Padre directamente.
En
resumen, Jesús no hablaba consigo mismo, ni el Padre fue visto ni oído
literalmente. Fue una manifestación múltiple del Verbo y del
Espíritu de Dios.
4. Jesús vino a revelar al Padre
Cristo
declara explícitamente que su misión principal fue revelar al Padre,
que era desconocido incluso para Israel:
Mateo 11:27
“Nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a
quien el Hijo lo quiera revelar.”
Juan 14:6–7
“Nadie viene al Padre sino por mí... desde ahora
le conocéis y le habéis visto.”
5. El Padre y el Hijo son
distintos pero unidos
En
muchas ocasiones vemos a Jesús orando, conversando y sometiéndose al
Padre, como ser distinto:
Juan 17:5
“Glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria
que tuve contigo antes que el mundo fuese.”
Juan 11:41–42
“Padre, gracias te doy por haberme oído...”
Estas
no son metáforas: son interacciones reales entre dos seres divinos,
dentro de una estructura familiar.
6. El propósito: formar una
Familia divina
El
plan de Dios siempre fue crear una familia espiritual a su
imagen. Por medio de Jesucristo, nosotros también somos llamados hijos
de Dios:
Juan 1:12
“Mas a todos los que le recibieron... les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios…”
Romanos 8:14–17
“...sois hijos; y si hijos, también herederos de
Dios y coherederos con Cristo.”
Hebreos 2:10–12
“...llevar muchos hijos a la gloria... no se
avergüenza de llamarlos hermanos.”
7. La familia tiene un nombre y
una herencia
Efesios 3:14–15
“...el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien
toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.”
La
familia de Dios no es alegórica: tiene Padre, Hijo, herencia,
propósito, y nosotros somos parte de ella por adopción, por medio del Espíritu
de Dios.
Conclusión
La Biblia
revela progresivamente que Dios no es una soledad eterna, sino
una familia divina en expansión. El Padre es
la cabeza de esa familia, el Hijo es el primogénito, y nosotros
somos hijos por adopción, si permanecemos en la fe.
Esta
verdad fue mantenida en secreto por siglos y solo revelada plenamente por
Jesucristo, el Verbo eterno, quien vino a mostrarnos al Padre
e invitarnos a ser parte de Su familia para siempre.
Problema con la palabra "adopción"
El
término griego υἱοθεσία (huiothesía, Strong G5206). Vamos a analizarlo con detalle para
determinar si hay una alternativa más precisa o fiel que “adopción”,
especialmente en el contexto bíblico de ser hechos hijos por Dios.
Etimología de G5206 – υἱοθεσία (huiothesía)
Composición del término:
·
υἱός (huios, G5207): hijo
·
τίθημι (tithēmi, G5087): colocar, poner, establecer
Por tanto, literalmente
significa:
“colocación como hijo” o “establecimiento como
hijo”.
Traducción tradicional:
“adopción”
·
En el
derecho romano, la adopción era un proceso legal mediante el cual un hijo era incorporado
a una nueva familia y recibía plenos derechos hereditarios.
·
Esta imagen
fue adoptada por muchas traducciones bíblicas al español (como Reina-Valera), y
por la tradición cristiana occidental.
❗Problema con la palabra
"adopción"
Aunque “adopción” funciona
culturalmente, no comunica toda la riqueza ni la intención espiritual
del término griego:
1.
No
se trata solo de un cambio legal, sino de una transformación espiritual.
2.
La palabra
“adopción” puede dar la idea de un vínculo externo, legal y no orgánico,
cuando en realidad el creyente nace de Dios por el Espíritu (Jn 3:5-6).
3.
El NT
presenta esta colocación como hijos no como una inclusión externa, sino como un
destino planificado desde antes de la fundación del mundo
(Efesios 1:5).
易 Alternativas más fieles al
griego (huiothesía)
A continuación, algunas opciones
más cercanas al significado profundo:
Alternativa propuesta |
Ventaja |
Descripción |
Colocación
como hijo |
Literal |
Traducción
exacta y fiel, aunque poco idiomática |
Designación
como hijo |
Conceptual |
Indica
intención, elección divina |
Establecimiento
filial |
Formal y
espiritual |
Expresa acción
intencional de Dios para hacernos hijos |
Investidura
como hijo |
Rica en
simbolismo |
Puede usarse en
contextos escatológicos (Romanos 8:23) |
Reconocimiento
como hijo |
Relacional |
Hace énfasis en
la aceptación divina, no solo en el acto legal |
Ingreso
a la filiación |
Doctrinal |
Adecuado para
exposiciones teológicas |
Aplicaciones bíblicas
concretas
1. Romanos 8:15
“…habéis recibido el Espíritu de colocación
como hijos, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”
Aquí
se enfatiza la relación íntima y vivencial del creyente con
Dios. La palabra “adopción” suena fría, legalista. Una opción como “colocación
como hijo” o “establecimiento como hijo” puede ser
más fiel al griego y a la experiencia espiritual.
2. Romanos 8:23
“…esperando la colocación como hijos,
la redención de nuestro cuerpo.”
Aquí
el término mira hacia el futuro, como un acto de manifestación final
de quienes ya son hijos por el Espíritu. “Adopción” suena a inicio; “manifestación
filial” o “consagración como hijos” serían
alternativas más escatológicas.
3. Gálatas 4:5
“…para que recibiésemos la colocación como
hijos.”
Aquí
el contexto es redención de la ley y el paso a una relación familiar
plena con Dios. Alternativas como “entrada en la filiación”
o “reconocimiento como hijos” pueden ayudar a expresar mejor
la idea.
✅ Conclusión
La
traducción “adopción” no es incorrecta, pero es limitada y
culturalmente cargada. Dado que el término griego υἱοθεσία (huiothesía) no existía en el Antiguo
Testamento y aparece solo en contextos cristianos del NT, podemos con
razón buscar una palabra más rica y fiel.
La mejor traducción posible
según contexto sería:
"colocación como hijo" o "establecimiento como
hijo", y según el enfoque, "investidura",
"designación", o "entrada a la
filiación".
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