Tuesday, July 8, 2025

EL OJO DE LA AGUJA Y LA CUERDA DESENROLLADA

 

El Ojo de la Aguja y la Cuerda Desenrollada: Una Lección para el Rico

“Porque más fácil cosa es entrar un camello por el ojo de una aguja, que un rico entrar en el Reino de Dios.”
(Lucas 18:25)

Este pasaje pronunciado por Jesús ha sido objeto de muchos comentarios a lo largo de los siglos. A primera vista, parece una hipérbole exagerada: ¿cómo podría un camello —el animal más grande de la región— pasar por el diminuto ojo de una aguja? Imposible. Así, muchos concluyen que Jesús simplemente quería transmitir que es casi imposible que un rico entre en el Reino de Dios.

Pero ¿y si el mensaje es más profundo, más simbólico, más práctico?

El contexto y el problema del apego

Jesús dijo estas palabras después de que un joven rico se acercó a Él buscando la vida eterna, pero se fue triste cuando Jesús le pidió que vendiera todo lo que tenía y lo siguiera. No se trataba simplemente de tener bienes, sino de la incapacidad de desprenderse de ellos.

Jesús no condena la riqueza en sí, sino el apego a ella, el amor desordenado que impide al alma confiar plenamente en Dios.

El dicho rabínico y la alternativa de la cuerda

En la tradición judía, se usaba una frase similar: “meter un elefante por el ojo de una aguja”, como símbolo de lo imposible. Pero algunos manuscritos e interpretaciones antiguas sugieren que Jesús no dijo camello (kamelos), sino cuerda (kamilos), una confusión posible en el griego por la similitud de las palabras.

Aunque “cuerda” y “camello” son diferentes, el mensaje adquiere un nuevo matiz si entendemos que Jesús hablaba a pescadores y trabajadores acostumbrados a las redes, a las fibras y al arte de enhebrar una aguja.

Una cuerda gruesa no puede pasar por el ojo de una aguja. Pero si la desenrollamos, si separamos hilo por hilo, entonces sí se puede pasar toda la cuerda, con paciencia y dedicación.

La enseñanza: despojarse para poder entrar

Así también, un rico no puede entrar en el Reino de Dios mientras permanezca “entrelazado” con sus posesiones, orgullo, poder y confianza en sí mismo. Pero si se despoja, si se vuelve como un hilo suelto, humilde, sencillo, dependiente de Dios, entonces sí puede pasar por el ojo de la aguja —sí puede entrar al Reino.

Esta imagen armoniza con las enseñanzas de Jesús:

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.”
(Mateo 5:3)

El pobre en espíritu es como ese hilo sencillo, ya separado de la cuerda del ego, listo para enhebrarse en la obra de Dios.

El Reino no es para los cargados

El camello, símbolo de carga, representa al que vive acumulando. El Reino no es accesible mientras uno esté cargado de sí mismo. Pero todo cambia cuando el alma se vacía.

La salvación no es imposible para el rico, pero sí exige un milagro: una transformación interior, un proceso de desenrollarse, de volverse humilde y ligero como un hilo.

“Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.”
(Lucas 18:27)


Reflexión final

La entrada al Reino de Dios no está cerrada para los ricos, pero sí lo está para los ricos de espíritu, para los que no quieren soltar nada. El que quiera entrar, debe aprender a desenredar su vida, a soltar el exceso, a dejar que Dios lo convierta en hilo, para que pase por donde parece imposible.

Tal vez no se trate de meter un camello por el ojo de una aguja… sino de que nos dejemos desenrollar por Dios, hilo por hilo, hasta que podamos ser usados en Su obra.



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