Friday, July 25, 2025

No cometerás adulterio: El séptimo mandamiento y el propósito sagrado del matrimonio

 

“No Cometerás Adulterio”: El Séptimo Mandamiento y el Propósito Sagrado del Matrimonio

1. Introducción: Mucho más que una prohibición moral

El mandamiento “No cometerás adulterio” (Éxodo 20:14) — לֹא תִּנְאָף (lo tin'af) — no es simplemente una regla ética externa ni una ley cultural antigua. Representa una defensa directa del diseño eterno de Dios para la humanidad: el matrimonio como unión de pacto y figura viva del plan divino de formar una familia espiritual a Su imagen.

A lo largo de las Escrituras, Dios no solo condena la traición matrimonial física, sino que equipara el adulterio con la infidelidad espiritual, estableciendo un paralelismo profundo entre la relación conyugal y el pacto entre Dios y Su pueblo.


2. Análisis lingüístico del mandamiento

En hebreo, el verbo נָאַף (na’af) significa específicamente "cometer adulterio", es decir, tener relaciones sexuales con la pareja de otro. Es importante notar que esta raíz no se usa para describir la fornicación general (relaciones entre solteros), sino una violación del pacto matrimonial.

·         לֹא (lo): negación absoluta.

·         תִּנְאָף (tin'af): segunda persona del singular, forma imperfecta — “no cometerás adulterio”.

Este mandamiento, por tanto, no condena simplemente el acto sexual fuera del matrimonio, sino la traición a un pacto de fidelidad y unidad que Dios considera sagrado y representativo de Su propia relación con la humanidad.


3. El matrimonio en la Biblia Hebrea: Una unión espiritual, no un rito ceremonial

Contrario a las prácticas modernas, el matrimonio bíblico no dependía de una ceremonia religiosa ni de la declaración de un ministro. Según los textos hebreos:

·         לָקַח אִשָּׁה (laqaj isháh) – “tomar mujer” (Génesis 4:19)

·         הָיְתָה לְאִשָּׁה (vehayetá le’isháh) – “y será por mujer” (Deuteronomio 24:1)

·         תִּהְיֶה לְאִשָּׁה (tihye le’isháh) – “será para mujer” (Números 36:6)

Estas expresiones describen el matrimonio como una decisión mutua y una responsabilidad asumida ante Dios, no un rito. El acto sexual en el contexto de un compromiso de vida sellaba esa unión, como se refleja en Éxodo 22:16–17.


4. El matrimonio como pacto (ברית - berit)

El matrimonio es descrito como un pacto en Malaquías 2:14:

“Ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.”

Dios no exige votos ceremoniales, pero considera cualquier compromiso de fidelidad como un pacto sagrado ante Su presencia. De ahí que romper ese pacto sin causa legítima sea considerado una grave transgresión — incluso una violación del mandamiento que prohíbe tomar Su nombre en vano si se juró fidelidad y luego se quebranta (Éxodo 20:7; Mateo 5:34–37).


5. El propósito espiritual del matrimonio

El matrimonio fue creado desde el principio como reflejo de la imagen de Dios (Génesis 1:27) y como símbolo de Su plan familiar:

·         Dios es una familia en formación: Padre e Hijo (Juan 1:18).

·         El hombre y la mujer, al unirse y procrear, representan esa unidad.

·         Ser “una sola carne” (Génesis 2:24) implica unidad física, emocional y espiritual.

Por eso, el adulterio es un atentado contra la imagen misma de Dios en la tierra, una traición al reflejo que el matrimonio representa: fidelidad, amor, unidad, y vida.


6. Jesús profundiza el mandamiento

En Mateo 5:27–28, Jesús lleva el mandamiento más allá del acto externo:

“...cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.”

Esto revela que el adulterio comienza con el deseo, la intención, la codicia, y conecta directamente con el décimo mandamiento sobre no codiciar.

Jesús también enseñó que el matrimonio no debe romperse, citando Génesis:

“Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:6)

Aquí Jesús reafirma Génesis 2:24, elevando el matrimonio de un asunto legal a un pacto espiritual.


7. El divorcio en el Antiguo Testamento: tolerado, no aprobado

Dios permitió el divorcio en el Antiguo Testamento (Deuteronomio 24:1–4), pero no lo aprobó como ideal. Jesús lo aclaró:

“Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.” (Mateo 19:8)

La dureza de corazón refleja la incapacidad espiritual de vivir el amor divino. Antes de Cristo, los humanos no tenían el Espíritu Santo para transformar su carácter.


8. El Nuevo Pacto: Amor fortalecido por el Espíritu

Con la venida de Cristo, el Espíritu Santo fue dado a los creyentes (Juan 7:39). Y con Él vino el fruto necesario para mantener el pacto de matrimonio (Gálatas 5:22–23):

·         Amor (ἀγάπη),

·         Paciencia,

·         Bondad,

·         Fidelidad…

Ahora los creyentes no tienen excusa para separarse o ser infieles. En 1 Corintios 7:10–11, Pablo ordena que los esposos creyentes no se separen, y si lo hacen, que se reconcilien o permanezcan sin casar.


9. Matrimonio entre Creyentes: No hay lugar para la Separación

: Pablo afirma la enseñanza de Jesús en 1 Corintios 7:10-11:

“A los casados les mando... que la mujer no se separe del marido... y que el marido no se divorcie de su mujer”.

Cuando ambos son creyentes, Pablo ordena la reconciliación o el celibato, nunca el divorcio ni el nuevo matrimonio.


10. ¿Y si el cónyuge incrédulo abandona? (1 Corintios 7:15)

Pablo contempla el caso de un creyente casado con un incrédulo:

“Pero si el infiel se aparta, apártese; que no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso…” (1 Co 7:15)

La expresión griega οὐ δεδούλωται (ou dedoulōtai) significa “no está esclavizado”. Hay libertad si el incrédulo rompe el pacto.

Dos posturas:

·         Opción A: El creyente puede volver a casarse, “en el Señor” (1 Co 7:39).

·         Opción B: El creyente debe permanecer solo, salvo que el cónyuge muera.

La interpretación más pastoral y coherente con el contexto permite el nuevo matrimonio si la ruptura fue definitiva e involuntaria.


11. El Adulterio como Traición Espiritual

La Biblia extiende el concepto de adulterio a la idolatría y la traición espiritual:

·         Jeremías 3:9, 20 – Israel como esposa infiel.

·         Ezequiel 16 y 23 – lenguaje gráfico de traición religiosa.

·         Santiago 4:4 – “¡Oh almas adúlteras!”

El matrimonio simboliza la relación de pacto entre Dios y Su pueblo. Ser infiel al pacto espiritual equivale a adulterio.


12. Dimensiones del Séptimo Mandamiento

Dimensión      Aplicación

Literal               No tener relaciones sexuales con persona casada

Moral               No desear, codiciar ni promover la infidelidad

Espiritual          Ser fiel a Dios, no mezclarse con idolatrías ni filosofías corruptas

Profética           El pueblo fiel es la Esposa virgen de Cristo (2 Cor. 11:2)

Escatológica El adulterio sin arrepentimiento lleva a la muerte segunda



13. Conclusión: Un Mandamiento que protege el Plan Eterno de Dios

El Séptimo Mandamiento no es una simple prohibición sexual. Es una afirmación profunda y vital:

·         A favor de la fidelidad matrimonial.

·         En defensa de la unidad divina reflejada en el matrimonio.

·         En protección del plan de Dios para formar una familia eterna y santa.

Adulterar — en lo físico o en lo espiritual — es fracturar la imagen divina, traicionar el pacto marital y desviarse del propósito redentor de Dios.

Por eso, “No cometerás adulterio” es una declaración que resguarda el corazón mismo del propósito divino: formar una sola familia, en amor eterno, fidelidad y unidad.


Bibliografía

  • La Santa Biblia, Nueva Versión Estándar Revisada (NRSV).
  • Brown, F., Driver, S. R., y Briggs, C. A. El Léxico Hebreo e Inglés Brown-Driver-Briggs. Hendrickson, 1996.
  • · Bauer, W., Arndt, W. F., Gingrich, F. W., y Danker, F. W. Un léxico griego-inglés del Nuevo Testamento y otra literatura cristiana primitiva. 3.ª ed. University of Chicago Press, 2000.
  • · Manual de estilo de la SBL. Sociedad de Literatura Bíblica, 2014.

Apéndice: Unión sexual y adhesión en la teología del pacto matrimonial

 

1. Introducción: La teología plasmada de “una carne”

 

Génesis 2:24 establece una verdad fundamental de la antropología bíblica y la teología del pacto:

“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una carne.”

La frase “una carne” (אֶחָד בָּשָׂר) es tanto literal como simbólica. En el contexto del hebreo bíblico, implica una unión física a través de la intimidad sexual, pero también una unidad metafísica que une a dos personas en una única entidad relacional, emocional y espiritual. El acto matrimonial no es meramente biológico; es sacramental por naturaleza, reflejando el misterio de la unión entre Cristo y Su Iglesia (Efesios 5:31–32).

2. La unión sexual como adhesivo del pacto

La tradición teológica reconoce que el placer sexual, el orgasmo, el clímax y la unión eyaculatoria cumplen un propósito divinamente establecido: forjar y reforzar la entrega mutua y la adhesión entre los esposos. Estos elementos no son accidentes evolutivos, sino parte del diseño del Creador para hacer posible y deseable la permanencia matrimonial.

De este modo, el sexo funciona como un adhesivo divino que mantiene y profundiza el vínculo matrimonial con cada acto de amor: - Reafirma la unidad. - Regenera el afecto. - Protege contra la división.

Esto se alinea con la enseñanza paulina: > “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido” (1 Cor. 7:3, RVR).

3. La advertencia de Pablo y la estrategia de Satanás: 1 Corintios 7:5

En una de las enseñanzas más claras del Nuevo Testamento sobre la función del sexo dentro del pacto, el apóstol Pablo escribe: > “No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.” (1 Cor. 7:5, RVR)

Este versículo funciona como instrucción doctrinal y salvaguardia práctica: - La abstinencia sexual solo se permite temporalmente y de común acuerdo. - Su propósito debe ser espiritual (ayuno, oración), no punitivo ni manipulador. - La privación prolongada invita a la tentación satánica y expone el matrimonio a una ruptura espiritual.

Así, Pablo presenta la unidad sexual como armadura dentro del matrimonio: fortaleciendo a ambos cónyuges contra la tentación y la fragmentación.

4. Cristo y el ideal matrimonial previo al diluvio

Jesucristo se refiere al “principio” (ἀπ᾽ ἀρχς) en Mateo 19:4–6 para enfatizar el patrón original de unión indisoluble, declarando: > “Desde el principio no fue así” (Mateo 19:8).

Ese “principio” precede a la concesión mosaica del divorcio. En la sociedad anterior al diluvio, cuando los seres humanos vivían sin corrupción sistémica, era impensable separarse de lo que se había unido por medio del gozo sexual, el propósito compartido y la imagen divina. La separación sólo surgió cuando: - El egoísmo humano distorsionó el amor - Los hombres se volvieron negligentes o abusivos en el lecho matrimonial - Y Satanás explotó las grietas dejadas por la falta de benevolencia conyugal (1 Cor. 7:3–5)

A medida que las familias se fracturaron, la sociedad colapsó (Gén. 6:1–6; Lucas 17:27).

5. La imagen de Dios y la ética sexual matrimonial

El vínculo matrimonial fue diseñado para reflejar la unidad de la divinidad: - Unidad en la diversidad - Gozo en la entrega mutua - Amor generativo que da lugar a la vida

El adulterio, el divorcio y la negligencia—especialmente en el ámbito sexual—violan esa imagen. Por el contrario, el amor sexual mutuo dentro del matrimonio sostiene esa imagen y reafirma el pacto.

Abstenerse de esta unión sin causa justa es rechazar el mismo medio de adhesión que Dios instituyó en el Edén.

6. Conclusión

El sexo no es opcional en el matrimonio; es esencial para la estructura del pacto. Sirve como: - El cemento espiritual que hace realidad el “una sola carne” - Un muro defensivo contra el tentador - Y un sacramento de reafirmación diaria del amor

El Séptimo Mandamiento, “No cometerás adulterio”, no solo prohíbe la traición; llama a la pareja a una fidelidad diaria, incluida la fidelidad sexual, como reflejo de la fidelidad de Dios con Su propia familia.

Referencias

La teología paulina del matrimonio en Efesios 5:31–32 refleja la unión de “una sola carne” como un misterio (μυστήριον) que evoca la unión divina entre Cristo y la Iglesia. Véase también Craig S. Keener, Paul, Women & Wives: Marriage and Women’s Ministry in the Letters of Paul (Baker Academic, 1992), pp. 61–65.

Gordon J. Wenham, Genesis 1–15, Word Biblical Commentary Vol. 1 (Zondervan, 1987), notas sobre Gén. 2:24.

David Instone-Brewer, Divorce and Remarriage in the Bible (Eerdmans, 2002), especialmente cap. 4 sobre ética pastoral paulina.

Philip Payne, Man and Woman, One in Christ (Zondervan, 2009), explora la mutualidad sexual en 1 Corintios 7.








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