Friday, July 18, 2025

 


Adulterio en el Corazón y la Justicia Humana: ¿Debe Castigarse el Pensamiento como el Acto?

✨ Introducción

En Mateo 5:28, Jesucristo afirmó:

"Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."

Esta declaración, profundamente espiritual, ha sido malinterpretada por muchos como una base para justificar leyes que penalizan la intención o el pensamiento como si fueran delitos reales. En particular, el sistema judicial moderno ha adoptado figuras legales como la "conspiración" o el "intento de cometer un delito", llegando incluso a tratar estos actos internos o preparatorios con la misma severidad que el delito consumado. ¿Es esto justo? ¿Es esto lo que enseñó Jesús?

Este artículo examina cuidadosamente el significado del "adulterio en el corazón" y la diferencia entre la justicia espiritual del Reino de Dios y la justicia civil o penal humana.


️ 1. La enseñanza de Jesús: pureza interna, no juicio externo

El contexto del Sermón del Monte (Mateo 5–7) no es legalista ni judicial. Jesús no estaba dictando leyes civiles para ser aplicadas por jueces humanos, sino revelando la profundidad moral del pecado y llamando a sus seguidores a una vida transformada desde el corazón.

Cuando Jesús dice que quien mira a una mujer para codiciarla ha cometido adulterio en su corazón, está señalando:

·         Que el pecado no comienza con el acto, sino con la intención;

·         Que la mente y el deseo sin control terminan arrastrando al ser humano a pecar externamente;

·         Y que ante Dios, quien ve el corazón, ya hay culpa incluso sin que el acto se haya consumado físicamente.

Pero eso no significa que la sociedad deba castigar el pensamiento como si fuera un delito.


2. El error del sistema judicial moderno

Muchas leyes modernas consideran como delitos:

·         El intento de cometer un crimen (aunque no se haya logrado);

·         La conspiración o el simple hecho de planearlo o hablar sobre ello con alguien más.

Aunque se entiende la necesidad de prevenir delitos reales, estas leyes a menudo derivan en abusos, castigando a personas por lo que pensaron hacer, no por lo que hicieron.

Esto es una inversión peligrosa de la justicia, porque:

·         Se juzgan intenciones invisibles, no hechos verificables;

·         Se imponen penas por pensamientos o palabras, lo cual recuerda más a regímenes totalitarios que a sistemas verdaderamente justos;

·         Y se viola un principio bíblico fundamental: los seres humanos sólo pueden juzgar lo que ven.


3. Diferencia entre pecado espiritual y crimen civil

En la Biblia hay una clara distinción entre:

·         Pecado, que es toda desobediencia a la voluntad de Dios, incluso en el pensamiento;

·         Y delito, que es una transgresión externa y observable que afecta a otros y puede ser juzgada por la sociedad.

Dios puede juzgar el corazón, pero los seres humanos no pueden ni deben hacerlo.

Ejemplo bíblico:

“El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
(1 Samuel 16:7)

Por eso Jesús, aunque expone el pecado del corazón, nunca enseña que debamos aplicar castigos civiles por deseos o pensamientos.


4. ¿Divorcio por “adulterio en el corazón”?

Algunos podrían argumentar que si un esposo o esposa codicia a otra persona, ya se puede justificar el divorcio bajo la cláusula de "adulterio". Pero esto tergiversa completamente las palabras de Cristo.

Jesús dijo:

"Cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, comete adulterio..."
(Mateo 19:9)

Aquí Jesús se refiere a fornicación real, es decir, una unión sexual ilícita. No al pensamiento, ni a una lucha interna.

Si aplicáramos Mateo 5:28 literalmente como justificación para el divorcio, cualquier pensamiento fugaz, mirada o atracción sería motivo de ruptura matrimonial. Eso contradice el espíritu de perdón, restauración y fidelidad que Jesús promueve.


✅ 5. Jesús no enseñó una justicia policial, sino una justicia del corazón

El propósito de Mateo 5:28 no era establecer castigos civiles por pensamientos, sino mostrar cuán lejos estamos del ideal de santidad, para que nos volvamos a Dios en arrepentimiento.

Jesús quería que sus seguidores:

·         No vivieran sólo conforme a normas externas;

·         Sino que cultivaran la pureza interior,

·         Y evitaran las cadenas del pecado desde su origen: el deseo desordenado.


✨ Conclusión

El adulterio en el corazón es un pecado personal y espiritual. Es grave ante Dios porque corrompe el alma y destruye la relación con Él. Pero no es un crimen civil, ni debe ser castigado como si lo fuera.

Jesús no enseñó que debamos castigar a otros por sus pensamientos. Él nos mostró que el camino hacia la santidad comienza por transformar el corazón.

El sistema judicial humano debe limitarse a juzgar acciones externas y verificables, no intenciones. Solo Dios, que ve el corazón, puede juzgar los pensamientos con justicia perfecta.


 

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