Adulterio
en el Corazón y la Justicia Humana: ¿Debe Castigarse el Pensamiento como el
Acto?
✨ Introducción
En Mateo 5:28,
Jesucristo afirmó:
"Pero yo os digo que
cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón."
Esta declaración, profundamente espiritual, ha sido
malinterpretada por muchos como una base para justificar leyes que penalizan la
intención o el pensamiento como si fueran delitos reales. En particular, el
sistema judicial moderno ha adoptado figuras legales como la "conspiración"
o el "intento de cometer un delito", llegando
incluso a tratar estos actos internos o preparatorios con la misma
severidad que el delito consumado. ¿Es esto justo? ¿Es esto lo que
enseñó Jesús?
Este artículo
examina cuidadosamente el significado del "adulterio en el corazón" y
la diferencia entre la justicia espiritual del Reino de Dios y
la justicia civil o penal humana.
️ 1. La enseñanza de Jesús: pureza interna, no
juicio externo
El contexto del Sermón del Monte (Mateo 5–7) no es
legalista ni judicial. Jesús no estaba dictando leyes civiles para ser
aplicadas por jueces humanos, sino revelando la profundidad moral del
pecado y llamando a sus seguidores a una vida transformada
desde el corazón.
Cuando Jesús
dice que quien mira a una mujer para codiciarla ha cometido adulterio en
su corazón, está señalando:
·
Que el pecado no comienza con el acto, sino con la
intención;
·
Que la mente y el deseo sin control terminan arrastrando
al ser humano a pecar externamente;
·
Y que ante Dios, quien ve el corazón, ya hay culpa incluso
sin que el acto se haya consumado físicamente.
Pero eso no significa que la sociedad deba
castigar el pensamiento como si fuera un delito.
⚖️ 2. El error del sistema judicial moderno
Muchas leyes
modernas consideran como delitos:
·
El intento de cometer un crimen (aunque no se haya
logrado);
·
La conspiración o el simple hecho de planearlo o hablar
sobre ello con alguien más.
Aunque se entiende la necesidad de prevenir
delitos reales, estas leyes a menudo derivan en abusos, castigando a personas por
lo que pensaron hacer, no por lo que hicieron.
Esto es una
inversión peligrosa de la justicia, porque:
·
Se juzgan intenciones invisibles, no hechos verificables;
·
Se imponen penas por pensamientos o palabras, lo cual
recuerda más a regímenes totalitarios que a sistemas verdaderamente justos;
·
Y se viola un principio bíblico fundamental: los seres humanos sólo
pueden juzgar lo que ven.
3. Diferencia entre pecado espiritual y crimen
civil
En la Biblia
hay una clara distinción entre:
·
Pecado, que es toda desobediencia a la voluntad de Dios,
incluso en el pensamiento;
·
Y delito, que es una transgresión externa y
observable que afecta a otros y puede ser juzgada por la sociedad.
Dios puede
juzgar el corazón, pero los seres humanos no pueden ni deben hacerlo.
Ejemplo bíblico:
“El hombre mira lo que está
delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
(1 Samuel 16:7)
Por eso Jesús, aunque
expone el pecado del corazón, nunca enseña que debamos aplicar castigos
civiles por deseos o pensamientos.
4. ¿Divorcio por “adulterio en el corazón”?
Algunos podrían argumentar que si un esposo o esposa
codicia a otra persona, ya se puede justificar el divorcio bajo la cláusula de
"adulterio". Pero esto tergiversa completamente las
palabras de Cristo.
Jesús dijo:
"Cualquiera que repudia a
su mujer, salvo por causa de fornicación, comete adulterio..."
(Mateo 19:9)
Aquí Jesús se refiere a fornicación real,
es decir, una unión sexual ilícita. No al pensamiento, ni a una lucha interna.
Si aplicáramos Mateo 5:28 literalmente como justificación
para el divorcio, cualquier pensamiento fugaz, mirada o atracción sería motivo
de ruptura matrimonial. Eso contradice el espíritu de perdón,
restauración y fidelidad que Jesús promueve.
✅ 5. Jesús no
enseñó una justicia policial, sino una justicia del corazón
El propósito de Mateo 5:28 no era establecer
castigos civiles por pensamientos, sino mostrar cuán lejos
estamos del ideal de santidad, para que nos volvamos a Dios en
arrepentimiento.
Jesús quería
que sus seguidores:
·
No vivieran sólo conforme a normas externas;
·
Sino que cultivaran la pureza interior,
·
Y evitaran las cadenas del pecado desde su origen: el deseo
desordenado.
✨ Conclusión
El adulterio en el corazón es un pecado personal
y espiritual. Es grave ante Dios porque corrompe el alma y destruye la
relación con Él. Pero no es un crimen civil, ni debe ser
castigado como si lo fuera.
Jesús no enseñó que debamos castigar a otros por sus
pensamientos. Él nos mostró que el camino hacia la santidad comienza
por transformar el corazón.
El sistema judicial humano debe limitarse a juzgar acciones
externas y verificables, no intenciones. Solo Dios, que ve el corazón,
puede juzgar los pensamientos con justicia perfecta.
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