Tuesday, June 24, 2025

¿Hubo una raza de gigantes en la época de Noé antes del diluvio?


 

¿Hubo una raza de gigantes en la época de Noé antes del diluvio?

Una lectura desde el hebreo original con referencias académicas

Introducción

El pasaje de Génesis 6 ha sido fuente de muchas especulaciones a lo largo de la historia, en especial por la mención de “gigantes” o nefilim y los “hijos de Dios” que tomaron esposas de las “hijas de los hombres”. Para comprender el verdadero sentido de este relato, es fundamental acudir al hebreo original y considerar el contexto amplio de los primeros capítulos del Génesis.

Cabe destacar que la división por capítulos y versículos fue incorporada muchos siglos después de la redacción original: los capítulos en el año 1240 d.C. (por Stephen Langton), y los versículos en 1455 d.C. (Biblia de Gutenberg) para el Antiguo Testamento, y en 1551 d.C. por Robert Estienne para el Nuevo Testamento [1].

La distinción entre las dos líneas genealógicas

Para entender Génesis 6 debemos volver a Génesis 4. Allí se narra el nacimiento de Caín y Abel, quienes fueron posiblemente gemelos. Más adelante, en Génesis 4:25, nace Set, llamado “sustituto” de Abel. Su descendencia es la que aparece en Génesis 5, culminando en Enós, de quien se dice que “entonces comenzó a invocarse el nombre de Jehová”. Esto sugiere que sus descendientes fueron conocidos como “hijos de Dios”.

Esta interpretación ha sido defendida por comentaristas como Gerhard von Rad, quien señala que los “hijos de Dios” representan a los piadosos descendientes de Set, en contraste con los descendientes de Caín [2].

El texto hebreo y el sentido de los nefilim

El término hebreo nefilim proviene de la raíz n-f-l, que significa “caer”. Por tanto, su traducción literal es “los caídos”. No significa necesariamente “gigantes”, como se popularizó a través de la traducción griega de la Septuaginta (gigantes) y posteriormente la Vulgata [3].

Algunos estudiosos, como Michael Heiser, han argumentado que nefilim puede tener connotaciones sobrenaturales en algunos contextos [4]. Sin embargo, desde una lectura estrictamente contextual y basada en la narrativa de Génesis, “caídos” puede aludir a una caída espiritual, como la apostasía de una línea justa.

Influencia mitológica y corrupción de la carne

La mitología griega recoge la memoria deformada de estos hechos en la figura de los Titanes, hijos de dioses que convivieron con mortales, dando origen a héroes poderosos. La idea de que estas tradiciones podrían tener un eco distorsionado de una historia real ha sido propuesta por autores como Alexander Hislop y Joseph Campbell [5].

El concepto de “corrupción de la carne” en Génesis 6:12 puede aludir no solo a violencia y guerras, sino también a perversiones sexuales y prácticas antinaturales. Nahum Sarna sugiere que “toda carne” indica un desorden moral universal que afectaba incluso al reino animal [6].

Querubines y percepciones mitológicas

Los querubines que Dios puso al oriente del Edén (Génesis 3:24) tenían cuatro rostros (hombre, buey, león y águila) y múltiples alas (cf. Ezequiel 1:10). Su apariencia extraordinaria pudo haber generado interpretaciones mitológicas entre pueblos paganos. Esta posibilidad es respaldada por estudios de iconografía mesopotámica, que muestran seres alados compuestos como figuras de guardia en entradas sagradas [7].

La violencia y el aborto como causas del diluvio

Génesis 6:11-13 indica que la tierra estaba llena de violencia y que toda carne había corrompido su camino. Esta expresión puede entenderse como una referencia directa al aborto masivo. La corrupción de la vida desde su concepción habría sido una de las causas más graves para que Dios decidiera destruir a la humanidad con el diluvio.

Esto se refuerza en Génesis 9:6, cuya lectura literal en hebreo puede traducirse como:

“El que derrame la sangre de la persona dentro del ser humano, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Dios fue hecho el hombre.”

Esta versión es una inferencia desde la sintaxis hebrea que conecta “sangre” (dam) y “en el hombre” (ba’adam), lo cual permite una interpretación ampliada de la prohibición de derramamiento de sangre humana, incluyendo la fetal. Aunque no es la lectura más común en exégesis académica, forma parte de una interpretación teológica coherente desde una hermenéutica pro-vida.

Prácticas paganas posteriores, como los sacrificios a Moloc (cf. Levítico 18:21), buscaron evitar el derramamiento de sangre sacrificando niños mediante fuego. Esto podría haber sido una forma de evadir la prohibición de Génesis 9:6, según se argumenta en estudios comparativos de religiones antiguas [8].

Fructificad y multiplicaos

En Génesis 9:7 Dios repite su mandamiento: “Fructificad y multiplicaos, rebosad en la tierra”. El hebreo sharatz (pulular, rebosar) sugiere un movimiento vital. Esta palabra también se usa en Éxodo 1:7 para describir la fecundidad de los israelitas en Egipto. La imagen evoca una vitalidad masiva e incontrolable, lo que contrasta con la práctica del aborto.

Conclusión

Lejos de ser un relato mitológico, Génesis 6 presenta una realidad moral y espiritual: la corrupción de la humanidad llevó a su destrucción. Los “gigantes” eran hombres caídos, poderosos pero degenerados. La violencia, el aborto y la mezcla antinatural de líneas y especies fueron parte de esta corrupción.

El texto no sólo explica el pasado, sino que también da advertencias para el presente: respetar la vida desde su inicio, evitar la corrupción moral y buscar permanecer en la senda del Creador.


Referencias

[1] Metzger, B. M. (2001). The Bible in Translation: Ancient and English Versions. Baker Academic. [2] Von Rad, G. (1972). Genesis: A Commentary. Westminster John Knox Press. [3] Brenton, L. C. L. (1851). The Septuagint Version of the Old Testament. Samuel Bagster and Sons. [4] Heiser, M. S. (2015). The Unseen Realm: Recovering the Supernatural Worldview of the Bible. Lexham Press. [5] Campbell, J. (1949). The Hero with a Thousand Faces. Princeton University Press. [6] Sarna, N. M. (1989). Genesis (JPS Torah Commentary). Jewish Publication Society. [7] Black, J., & Green, A. (1992). Gods, Demons and Symbols of Ancient Mesopotamia. University of Texas Press. [8] Smith, M. S. (2001). The Origins of Biblical Monotheism. Oxford University Press.


Este artículo está basado en un análisis del texto hebreo de Génesis y referencias académicas, y tiene como fin profundizar en la comprensión de las Escrituras desde una perspectiva fiel al original.


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