Elías:
Profeta de Fuego, Sombra del Mesías y Testigo del Tiempo del Fin
Todos
sabemos quién fue el profeta Elías. Su historia se encuentra registrada
principalmente en los libros de 1 y 2 Reyes, con menciones complementarias en
Crónicas. Fue uno de los profetas más destacados del Antiguo Testamento,
conocido por su celo por Dios, su oposición a la idolatría y los milagros
portentosos realizados por medio de él. Sin embargo, el papel de Elías
trasciende su época, pues tanto en la primera como en la segunda venida del
Mesías, se anuncia el surgimiento de un “Elías” que prepara el camino.
1.
¿De dónde venía Elías?
Elías
el tisbita era oriundo de Tisbe en Galaad (1 Reyes 17:1), una región montañosa
al este del Jordán. No se nos dan muchos detalles sobre su origen familiar,
pero su aparición es repentina y poderosa, anunciando sequía como castigo de
Dios por la idolatría reinante en Israel.
2.
¿En qué época vivió? ¿Quiénes eran los reyes de entonces?
El
ministerio de Elías se desarrolló durante el reinado del rey Acab de Israel (874–853 a.C.) y su esposa Jezabel, una
mujer fenicia que promovió la adoración a Baal. Fue una época de gran
decadencia espiritual para el reino del norte. Posteriormente, también
interactuó con Ocozías, hijo de Acab. En Judá, durante esos años, reinaban
Josafat y su hijo Joram.
3.
Milagros portentosos realizados por medio de Elías
Elías
realizó múltiples señales poderosas que demostraban que Dios estaba con él. Declaró
una sequía que duró tres años y medio (1 Reyes 17:1; Lucas 4:25), resucitó
al hijo de la viuda de Sarepta (1 Reyes 17:22), y desafió a los profetas
de Baal en el monte Carmelo, donde descendió fuego del cielo (1 Reyes
18:38).
Un
episodio notable es el de su sustento junto al arroyo de Querit. Tradicionalmente, se enseña que fue
alimentado por cuervos (1 Reyes 17:6), sin embargo, estudios lingüísticos
del hebreo original revelan que puede tratarse de un error de traducción. La
palabra hebrea ערבים (arabim) puede significar tanto “cuervos” como
“árabes”, dependiendo de las vocales, las cuales no estaban escritas en el
texto antiguo. Es más coherente, por sentido lógico y cultural, que Dios haya
enviado a un grupo de árabes —habitantes del desierto— a llevarle pan y carne
dos veces al día. Esto concuerda mejor con el contexto bíblico, especialmente
considerando que los cuervos eran animales impuros (Levítico 11:15) y no aptos
para interactuar con alimentos que consumiría un profeta de Dios. El error fue posiblemente introducido
por los traductores de la Septuaginta al griego, al interpretar incorrectamente
la palabra sin vocales.
Este
detalle también armoniza con el episodio posterior, cuando Dios lo envía a la
viuda de Sarepta: “He aquí yo he mandado allí a una mujer viuda que te
sustente” (1 Reyes 17:9). Es la misma fórmula usada cuando dice: “a
los árabes he mandado que te sustenten”.
4.
Los hijos de los profetas y las escuelas
Durante
el tiempo de Elías, existían grupos conocidos como los “hijos de los profetas”,
que se reunían en comunidades o escuelas proféticas (2 Reyes 2:3-7). Estos
eran discípulos que recibían enseñanza espiritual, posiblemente sobre la
ley, la profecía y el arrepentimiento. Eran una especie de seminarios o centros
de formación espiritual. Elías y Eliseo tenían un rol importante en estas
escuelas.
5. El
traslado de Elías y la carta enviada 20 años después
Elías
fue llevado por un torbellino (no por un carro de fuego como se suele decir,
sino que el carro lo acompañaba; 2 Reyes 2:11). Este hecho ha sido interpretado
por muchos como un traslado al cielo, pero la Biblia muestra que años después,
envió una carta al rey Joram de Judá (2 Crónicas 21:12-15), lo cual indica que
Elías no fue arrebatado al cielo de Dios donde mora el Padre, sino a otro lugar
en la Tierra donde vivió hasta su muerte natural. La carta reprende duramente
al rey por su apostasía.
6. La
profecía de Malaquías: ¿Uno o dos Elías?
Malaquías
profetizó que antes de la venida del Señor, Dios enviaría al profeta Elías:
“He aquí, yo os envío al profeta Elías
antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.” (Malaquías 4:5)
Esto
se cumplió parcialmente con Juan el Bautista, quien vino “con el espíritu y
el poder de Elías” (Lucas 1:17), preparando el camino para la primera
venida del Mesías, Jesucristo. Jesús mismo dijo: “Si queréis recibirlo, él
es aquel Elías que había de venir” (Mateo 11:14). Sin embargo, también
queda un cumplimiento futuro, pues el “día grande y terrible” no se refiere a
la primera venida sino al juicio final (cf. Malaquías 4:1).
7.
Juan el Bautista: Tipo de Elías
Juan
no era literalmente Elías, pero era su antitipo, una figura profética que
replicaba su misión: confrontar al pueblo con su pecado, llamar al
arrepentimiento y preparar un camino para el Señor. No hacía milagros (Juan
10:41), pero su mensaje tenía el mismo fuego que Elías, confrontando a los
poderosos y llamando a un cambio de corazón.
8. El
Elías del tiempo del fin: ¿Uno de los dos testigos?
El
libro del Apocalipsis habla de dos testigos que profetizarán en el tiempo del
fin (Apocalipsis 11:3-12). Muchos estudiosos ven en ellos una representación de
los ministerios proféticos de Moisés (plagas) y Elías (cerrar los cielos), ya
que uno de sus poderes es hacer que no llueva durante su profecía, como Elías
hizo (Apoc. 11:6). Estos dos testigos podrían simbolizar también los dos olivos
que alimentan con aceite espiritual (Espíritu Santo) a dos candelabros o
iglesias vivas en el tiempo del fin, que estarán iluminando este mundo oscuro
con la predicación del Reino de Dios y
los dos olivos que alimentan el candelabro o iglesia que estará involucrada en
la reconstrucción del Templo de Jerusalén como está escrito en Zacarías
4:3-14), y podrían tener un cumplimiento literal y otro simbólico.
9. Los
dos testigos serán asesinados
Apocalipsis
11:7-10 nos dice que, cuando terminen su testimonio, la bestia que sube del
abismo los matará. Esta potencia mundial (posiblemente un sistema
político-religioso) odiará su mensaje y los eliminará. Pero después de tres
días y medio, Dios los resucitará públicamente, causando temor entre las
naciones (Apoc. 11:11-13).
10.
Él restaurará las relaciones familiares
Malaquías
4:6 concluye con una función restauradora:
“Él hará volver el corazón de los padres
hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo
venga y hiera la tierra con maldición.”
Este
ministerio de reconciliación —familiar, espiritual y generacional— será una
parte central del mensaje de este “Elías” final, preparando al pueblo para
recibir al Mesías y evitando que el mundo caiga bajo juicio total.
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